viernes, 26 de junio de 2009

Sex bombs

Sin duda, los hombres necesitan que las divas del estrellato muestren más allá del atuendo que una civil debe portar para la (mas...) perturbación... Vestidos translúcidos, pechos explotando en un coordinado interior y piernas en ángulos incitantes, invitando a la fiesta del placer. Labios espesos y fotochop manejado por todo un experto (así, hasta yo provocaría sin el mínimo esfuerzo).

Pero las damas en verdad nos excitamos con la mera actitud, un outfit de gentleman, camisetas, mezclilla (y poca piel al descubierto) y hasta atavios de piratas locos y superhéroes de metal, que dejen fantasear un torso y bíceps pletóricos, mientras sus ojos y cuerpo puedan delatar incendio al menor, cotidiano o cadencioso movimiento.

Señor@s, les dejo un ejemplo de lo que nuestra imaginación nos gratifica con estos dioses del entretenimiento, con quienes y sólo con ellos me entregaría completita a un trío desenfrenado y, luego de la desquiciante contienda, sutileza y elegancia pura en el acto carnal, para después brindar como tres buenos amigos porque se repita una y otra y otra y otra (...) vez, hasta que las anatomías y el deseo aguanten y exploten, al tiempo que se desintegran el mundo y las pieles.

Parece que los mandé a hacer...

¡Yeah, a soñar esta noche de viernes!



Ah, cómo me enloquecen los trigueños, pero guapos, ¿ok?

jueves, 25 de junio de 2009

De ángeles

Perdida, sin saber pa'dónde jalar, a veces con esperanza, a veces sin ella. La situación me está llegando al cuello...
Y luego las ausencias clave calan hondo. Sobre todo una que sigue poniéndome en un dilema. Si, es un hombre, un hombre con el que aprendí a amar y si una bala se dirigiera hacia él, a güevo que me ponía enfrente, lo mismo que a un hermano. Su silencio me perturba, muy cabrón.

Y mientras la incertidumbre me flanquea, escucho las voces de dos ángeles con letra de McCartney. Mis ángeles, mis broders.

viernes, 19 de junio de 2009

"Come on, everybody: San Francisco...!"

San Francisco es de esas muvis de las que esperas la emoción sin importar la trama, por lo que te contaron de ella. Tiene años, DÉCADAS, que la vi. Fue en el canal Once con mi papá. "Se trata de un temblor que pasó hace mucho tiempo en Estados Unidos", me dijo.

A minutos de haber comenzado la función, yo ya quería ver la hecatombe, al tiempo que apenas atendía los subtítulos. Y mientras corría la cinta con una historia de amor, canciones y un 'duelo' extraordinario de estrellas (ahora lo sé) entre Spencer Tracy y Clark Gable (de quien dijo Vivien Leigh, le olía feito la boca), mejor me fui a ayudarle a mi mamá en la cocina y me hacía güey en lo que llegaban las escenas recreando el gran terremoto de 1906 de 8 grados Richter en la ciudad californiana.

Sí, recuerdo abismos monstruosos en las calles que se abrían, el gas libre y cables chicoteando incendiando la ciudad, y edificios y monumentos abatiéndose, mientras la gente gritaba intentando salvar el pellejo.
Hoy sí me intereso en la historia: una modesta mujer pierde todo al incendiarse el hotel donde se hospedaba y así, para recuperarse, debe trabajar como cantante en un bar, propiedad de Blackie Norton (Gable). Pero un empresario la invita a su teatro. Cuando Norton (que es un cabroncito y explotador) se entera que la artista (que fue su ex) y su descubridor están comprometidos, arma gran borlote y les hace la vida de cuadritos. Y un sacerdote (tenía que ser Spencer), amigo de Blackie, trata de ayudar en... ambos conflictos: el amoroso y el devastador.
Mucha ópera (tuve que bajarle un poquito el volumen porque esta mujer es algo escandalosita), buen drama, fluidez narrativa y excelente montaje (entre otros notables aciertos, en el apocalipsis urbano se 'utilizó' el Golden Gate que se encontraba en construcción), éste fue uno de los filmes precursores del cine de desastre, dirigido por W. S. Van Dyke en 1936, quien hizo la primera adaptación de Tarzán (Tarzán de los monos) en 1932. Sin duda, ya tenía idea de cómo implementar espectacularidad natural en la pantalla de plata. Y pa'rematar, la última canción con un "Gloria, gloria, aleluya", emanado de la población, mientras Van Dyke nos muestra una ciudad consumida transformándose en la urbe reedificada.
Bueno, pues mientras escribo y echo vistazos al televisor, "corre la cinta", la multitud canta "San Francisco" con gran orgullo en el bar de Blackie, sin saber la tragedia que les espera... y sé que la emoción no ha de tardar.


Bien por TCM para nosotros los desvelados.

NOTA MUY, PERO MUY CURIOSA: Una de las obras que se escuchan en esta cinta es nada más ni nada menos que la ejecutada por la excelsa, espigada y canadiense Vitola y el gran Tin Tan en El rey del barrio. Miren na'más de lo que viene una a enterarse.

Chingaos, en verdad venero el cine clásico.

jueves, 18 de junio de 2009

La lluvia arreciaba...

Hoy fui a la editorial. Vi a mis amigos y comí con ellos. Lo disfruté mucho y reí... Aunque no más que antes. Supe que después de estar con ellos, tenía que salir corriendo y no porque tuviera un evento que cubrir, una reunión pi.ar o porque tuviera chance de huir temprano luego de la jornada... Fue porque el cielo gris amenazaba y ya no tenía nada que hacer ahí.

Debía despedirme veloz. A cada paso, un abrazo, un ¿cómo has estado?, ¿cómo te va?, un "te va a ir muy bien", un "mucha suerte", como cuando salí hace cuatro meses con todo y mis tiliches.
Besos, apretones, "te extrañamos", "ven más seguido". Nadie creyó que sólo fui a visitar a los amigos, a sentarme en las sillas del comedor. "¿Por qué no nos dijiste y hubiéramos ido a comer fuera?", "no, porque quería comer aquí, aquí".

Dijimos 'salud' con agua de jamaica, de horchata y mandarina; medio comí una sabrosa lasaña, brócoli, "ay, mi Lili, cómo te puede gustar eso", me dijo mi Sos.
Mi niña Brei y la que me convenció de ir no se sentó en la esquinita, se sentó junto a mí. Faltó Lola, Rocío, pero estuvo mi Benji, que siempre convive con los poderosos. Mi Robert, en su lugar reservado por siempre. Almita, echando carrilla. Y el eterno matrimoniomadrehijo de Martita y mi Dany. Y yo medio comí el menú.
Y luego esperé a mi ticher y sensei mientras fumé, para ir a despedirme de los que sí tienen trabajo.
¡Qué abrazos tan fuertes y sinceros! Anita me dijo que soñó anoche que yo iba a la editorial... Qué linda se ve después de los madrazos vivenciales. Eso es espíritu, no chingaderas.
Mariana, "qué pedo, vamos a beber un día de éstos, ¡pero en serio!, no te hagas güey"; el 'vecinito', la 'vecinita'... Lilia, Edith, Carmelita: "Yo conozco a otra amiga que está en Radio, le mando tu CV"... Saludé a mi Charlie, Darío, Goyo y a Quique hombrebrazosfuertes. Olvidé visitar a muchos más, pero la lluvia arreciaba. Claro que arreciaba.

Qué shock que carga las pilas. Ya los extraño más... otra vez.

Para decir "con Dios"...

Qué neta tiene esta rola. (Estos días he estado muy española y musical.)

miércoles, 17 de junio de 2009

But I know I’ll be alright...

I’m leaving tonight,
going somewhere deep inside my mind.

I close my eyes slowly,
float away slowly.

But I know I’ll be alright... (The Quest)


martes, 16 de junio de 2009

Menos mal

Nuevo descubrimiento: Manuel Carrasco, un cantante español bastante potable y demás, que si bien tiene apenas 28 años (bueno, pues aunque parezca, no es perfecto), el hallazgo es encomiable... y comible.
Aunque a muchos quizá no les interese que ha vendido muchos discos, que Francisco Céspedes ha colaborado en sus producciones y que canta rete bonito, con un dejo de canto hondo que confirma su origen, debía mostrarlo en este h. espacio... si no reventaba.
No tenía ni idea de que existía, pero gracias a una muestra de 'cariño' lo conocí. Y aunque su fama es muy local, saltó fronteras y llegó a mis oídos, ojos y detonó mis suspiros... y no precisamente por él mismo: a siete horas de distancia, mientras digería una muy mala noticia laboral, el chat me otorgaba una hermosa canción a través de YouTube, al tiempo que mi emisor me narraba cómo dio con esta melodía. Sí, temblé, y no supe qué decir... sólo escuché. Pa' qué me hago bolas tratando de entender.Ay, Manuelito, menos mal que eres español.

Nota: ¿A poco no se parece a Chris Cornell? Mmmm...

miércoles, 10 de junio de 2009

¿Será?



... Será porque adivino la derrota,
será porque presiento el desamor,
será porque además ya ni me importa,
será porque se enfría el corazón,
será porque el cansancio llega y manda,
porque no hay nada que empezar...

Será que una vez más estoy haciendo
el camino de vuelta hacia el infierno...

lunes, 1 de junio de 2009

Sálvame, Owen


No cabe duda que entre más avanzaditos en años, más buenos, los condenados.
Ahí está mi querido doctor Hunt, que antes fue el chico deportista de Trainspotting, sí, el del gatito asesino. Entonces, era un descolorido jovencito sin una pizca de gracia. Hoy, a más de una década de su aparición fílmica, Kevin McKidd está más lindo que nunca. Lástima que ya no fue considerado para hacer del poderoso Thor más adonis en la muvi, que se estrena en 2011.
Owen Hunt es el renegado, deprimido, inmutable y sexy médico y ex soldado que llega al Seattle Grace Hospital en calidad de paciente para quedarse como uno más del crew de Grey's Anatomy. Tiene 35 años.
Ah, ya me enamoré.
Posiblemente, experimentar un orgasmo con él sea como... esto: