viernes, 8 de mayo de 2009

De la 'condición' fílmica

Yo iba muy seguido al cine. Diría que como unas tres veces por semana. Pero de eso hace uuuhhh, mucho tiempo. Y casi siempre iba sola. Antes de entrar al periódico, después de salir del primer turno del periódico, en mis día de descanso, cuando estuve triste, cuando estuve alegre... Luego, acompañada, aunque con menor frecuencia pero no dejé de ir. Después, de nuevo sola y como una vez al mes. Luego, ni una al mes. El año anterior fui como cuatro veces. El anterior al anterior, como dos.
No sé a qué vino todo esto, quizá una sana reflexión gracias a algunos lamentos de urgencia porque ya se abrieran las salas cinematográficas tras el shock virulento.
Si hubiera ocurrido cuando recurrentemente asistía al cine, me habría unido a los clamores de hace unos días. Sin embargo, ahora me da igual.
¿Las razones? Soy menos tolerante a la gente que no conozco, ya no me gusta ir sola, no hay grandes producciones que ameriten gran pantalla... o quizá tengo tanto material pendiente, el cual reinvindica el arte tan vapuleado en estos tiempos y me devuelve la fe.
Soy devoradora (y no de hombres) y poco a poco mi dvdteca crece, mientras disfruto de las cintas con cerveza, cigarro... a mis anchas.

Que las salas se cierren por un próximo toque de queda no me afecta...

¿Significa que he dejado de ser una cinéfila?...

... mmmggg... Creo que voy a vomitar...

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