Qué difícil es desafanarse de algunas experiencias cuando éstas han sido la referencia madre para seguir con tu vida.
Alguna vez Ze me preguntó si volvería a vivir con alguien, a lo que inmediatamente le contesté que no.
–¿Por qué?
–Porque no me imagino con nadie más, después de haber vivido contigo.
–¿Qué te fue tan mal conmigo?
–¡No! Si no pudimos seguir fue por "diferencias irreconciliables", como dicen la actas de divorcio.
–Pues así suenas cuando lo dices.
Pero, ¿cómo explicar que, para mí, la vivencia es tan irremplazable como mi tiempo de escuela, mi primer trabajo como periodista, mi primer beso, mis padres...
No me imagino viajando y caminando por Tepoztlán, viendo pelis mexicanas muy viejitas o riendo con Senfield cuando antes me daba güeva; escuchando a Julio Jaramillo en casa tomando chelas en la madrugada de cualquier día o creer que la puerta cerrada me resguarda de cualquier peligro mientras me disponga a dormir con otro hombre. No, no me imagino tomando café en jarrito de barro con unos huevos recién hechos y tortillas recalentadas por la mañana soleadita con otro hombre... con otro hombre que no sea él.
Si mi condición de 'soltera' me da la oportunidad de vivir momentos increíbles haciendo lo que se me hinchen las ganas, tengo una hermosa referencia de lo que es vivir en pareja. Nop, creo que no estoy disponible para repetirla con alguien más.
Y como dice Ana Belén: En Comala comprendí que al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver... pues ya no será lo mismo. Mejor me quedo así. Amén.
viernes, 17 de julio de 2009
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