Ah, Johnny Depp, ése sí que es uno de los santos de mi devoción.
Hoy por la tarde volví a ver Ed Wood, y me divertí más que cuando la disfruté por primera vez. Ahora hasta lloré.
Como saben, con esta cinta Tim Burton toca las fibras de los admiradores del asignado 'Peor director de todos los tiempos', el cual también fue alabado por haberle dado el digno valor que como humano y actor la industria olvidó del gran Bela Lugosi. Como fan de este histrión húngaro en el ocaso de su profesión y salud, Wood lo toma en cuenta para intentar hacer florecer su fallida carrera como creador de filmes de terror y vida extraterrestre con escasos, muuuy escasos billetes verdes. No sé quién fue peor, si él o Juan Orol.
Además, con Bill Murray y Martin Landau, quien interpretó magistralmente al inolvidable Lugosi. Qué buena película.
Y en el tenor de homenajes y en la jariosa mención de Depp –sí, el chico carabonita de la serie de TV 21 Jump Street (que ni a los talones le llegó su compa en escena, Richard Griego)–, el miércoles me lancé al cinito para ver Public Enemies, cinta que se antojaba taquilleraza por el trío formado por actores en boga como él (siempre), Christian Bale y la francesa Marion Cotillard, pues fue la cuarta película más vista en su primer fin de semana de estreno, con una entrada de casi 5 millones de dólares, antecedida por Transformers: Revenge of the Fallen. Sin embargo, creo que se esperaba más de ella, algo que noté por algunas opiniones de amigos que a todas luces no se dejaron seducir por su esencia 'reverencial'.
Si tomamos en cuenta que Goodfellas (1990) es la última cinta alusiva y recreada en los tiempos 'memorables' gangsteriles (si estoy equivocada, por fa, háganmelo saber) antes de Public Enemies (19 años después), éste es un real homenaje no sólo a los indestructibles y astutos personajes en escenarios sombríos y hermosos Ford Deluxe, sino también por un guión poético y diálogos claros –recordando pelis como la mismísima Scareface en su primera versión o G Men, y demás en las que James Cagney se consagró como el perfecto mafioso sin alma– y Christian Bale con una pinta muy cercana a un lángidazo Henry Fonda o hasta al espigado Gregory Peck... guardando las distancias, claro está, en esta buena reproducción...
... y con frases tan determinantes y que podría recordar sin pedos, como "I like baseball, movies, good clothes, whiskey, fast cars... and you. What else you need to know?" o la concluyente "Bye-bye, blackbird", venerando oraciones, como la célebre "All right, I will. Here's looking at you, kid", del inmutable Rick en Casablanca...
Aunque déjenme decirles que la dupla Depp-Cotillard no me convenció; es más, la escena 'de cama' no me hizo brincar de coraje y Marion en la bañera no fue nada sugestiva, sin olvidar el soundtrack poco brillante, en el que abusaron de Billie Holiday (vaya analogía), habiendo intérpretes igual de icónicas, de las que pudieron echar mano sin quebrarse la cabeza.
Con todo y eso, no puedo más que elogiar este acertado tributo, en el que Michael Mann enfrentó a John Dillinger (pensar que Leonardo DiCaprio fue la primera opción para interpretarlo, me da escalofrío) en el Biograph con una escena con Clark Gable contenido en Manhattan Melodrama (donde a Gable le llaman 'Blackie', igual que en San Francisco) como inteligente recordatorio de que el cine clásico sigue bien presente en las salas durante la mismísima primera década de este milenio.
Ah, Johnny, Johnny, Johnny... Ya quiero verte en Sin City (snif, hasta el 2012 y si esto es cierto) y como el Sombrero loco en un añito más.
Quién más sino él para el papelazo, ¿a poco no?
sábado, 11 de julio de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario