A unos días de que alguien muy especial regrese de tierras lejanas, confirmo lo confortable de su compañía y más cuando las cosas no van muy bien en eso del proceso del olvido.
Se ausentó algo más de un mes y mientras tanto, no tuve más que responder el par de correos que me envió (ah, y una canción) sin que me perturbara la poca comunicación. No, no lo extrañé, pero ayer que supe que llegaba este martes, sentí una descarga adrenalinosa que me sorprendió. Ni conté los días ni, ahora, las horas antes de su llegada, pero no puedo negar lo importante que será su presencia estos días en los cuales los zopilotes del recuerdo vuelan bien bajito.
Que vuelvan los días de Malbec y platillos deliciosos, plática amena, sutiles flirteos y llamadas en la noche para desearnos dulces sueños... el buen remedio pa'l olvido.
domingo, 19 de julio de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario