En amena plática chatera con mi querido Aramiz, le confesé que, a plena 1 am había terminado de hacer limpieza en la casa, "¿ahorita?", me dijo sorprendido, y le contesté que estaba loca, "no, sí yo también me pongo a lavar... por cierto estoy terminando, ha, ha, ha", afirmó con su particular risa virtual; "bueno, pos estamos locos"... pero rectifiqué que no precisamente era locura sino una 'cualidad' de los solteros... y me acordé del gran Sabines... Creo que nos ocurre algo así como a los amorosos...
... Los amorosos andan como locos 
porque están solos, solos, solos, 
entregándose, dándose a cada rato, 
llorando porque no salvan al amor. 
Les preocupa el amor. Los amorosos 
viven al día, no pueden hacer más, no saben. 
Siempre se están yendo, 
siempre, hacia alguna parte. 
Esperan, 
no esperan nada, pero esperan. 
Saben que nunca han de encontrar. 
El amor es la prórroga perpetua, 
siempre el paso siguiente, el otro, el otro. 
Los amorosos son los insaciables, 
los que siempre —¡qué bueno!— han de estar solos. 
... Los amorosos son locos, sólo locos, 
sin Dios y sin diablo.
... Los amorosos se ponen a cantar entre labios 
una canción no aprendida. 
Y se van llorando, llorando 
la hermosa vida.
jueves, 6 de agosto de 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
 







No hay comentarios.:
Publicar un comentario