Ansiedad

Luego de una hora y media de charla comunitaria en las instalaciones de la Cineteca Nacional allá por el año del 2002 –creo–, llegó el momento esperado: acercarme a María Novaro y decirle que había hecho un trabajo entrañable. "Lloro con Danzón, María", entonces escribió en una hoja en blanco: "Porque llora con Danzón, para Liliana. María Novaro". Lamento no encontrar ese autógrafo por ningún lado...
Tras el agradable acercamiento, me alejé, aunque regresé recordando algo: "No he hallado esta cinta en DVD en ninguna parte (tengo serios problemas para dar con sus productos, ah?), ni siquiera en VHS (sabrán que la tengo grabada directo de la tele y mutilada por la inevitable entrada de anuncios)"... "Pues dudo que la encuentres, pues la descatalogaron", me contestó amablemente. Adentro.
Señores, en breve tendré esta película sin edición alguna... Qué ansias por verla luego de mucho tiempo.

Danzón dedicado...

A mi mamá...

Egoísmo 'querido'

La retadora mirada se convirtió en una desorbitada e inolvidable expresión en la cara de Faye Dunaway, al interpretar dignamente a la 'querida' Joan Crawford durante poco más de dos horas en la cinta 'Mamita querida', donde el móvil de una historia excelente (y desafortunada para quienes la rodearon) fue ese aprecio desmedido por sí misma y su despreocupación por los demás. Sí, esa mujer egoísta y diva insufrible que dejó un maravilloso legado fílmico de la industria hollywoodense. Poses perpetuas, inaceptable envejecimiento y la lucha desesperada por ser una leyenda y por la respuesta incondicional de una abnegada jovencita –cuando Crawford le ordenaba frenéticamente– fue lo que llevó a Christina, su hija adoptiva, a escribir su vida con la actriz, esa madre que llevó al límite su histeria espontánea y dulzura repentina. Frank Perry dirigió esta cinta, que originalmente protagonizaría Anne Bancroft (la malévola madre superiora en 'Agnes de Dios'). Una buena opción con ese maravilloso antecedente. Sin embargo, me quedo con Faye y su semblante perturbable en esta producción de 1981 donde, al mismo tiempo, conocí a dos grandes del cine cuando apenas tenía 10 años.

Swimming with... yes, with sharks

Qué cagado, mientras me formulo un par de ideas para este post, en la TV, un anuncio de la próxima transmisión de 'Tiburón' 1 y 2.
Bien, que en alusión a este tema, recordé el post anterior... la mejor separación, y si reincidimos, puede ser peligroso. Y supe que 'La guerra de los Roses' y 'Swimming with Sharks' son la manera ideal de ilustrar no sólo este escrito... sino una venganza. Mientras en la primera los sarténes y cubiertos son la mejor arma para acabar con un matrimonio sin remedio, en la segunda el abnegado empleado se convierte en un hombre despiadado... con su jefe, por supuesto. En fin, que esta reflexión va para los que insistieron en conservar la relación... Tiburones, pudieron evitarse un gran dolor de cabeza... Yo me entiendo.

Es mejor...

"Me aguanto, a ver qué pasa", diría la o el optimista que deja, sin darse cuenta, toda su energía en una relación, y cuando piensa que 'conservarla es necesario', hace lo imposible por salvarla. Sin embargo, es mejor un buen divorcio a un mal matrimonio, una idea aplicable a cualquier vínculo humano. Empleado-jefe, marido-esposa, hijos-padres (luego de los 30 años, es bueno correr de la casa que te vio nacer)... En fin, que de vez en cuando la mente y espíritu (también el cuerpo) necesitan una buena dosis de emancipación. Yo me entiendo...

Allen, al estrado

El próximo jueves 14, el hombre de gafas grandes y estima pequeña será reconocido con el Honoris Causa por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y, extrañamente (como muchas de las cosas que ha hecho últimamente, como salir de Manhattan), aceptó. Con este suceso, recordar las graciosas situaciones, ésas que vimos en 'Annie Hall' y 'Desconstructing Harry' al ser solicitado para un galardón, es inevitable. Bueno, aceptar asistir a la noche del lunes (rigurosa falta por su actuación imperdonable con su Woody Allen Jazz Band en el Hotel Carlyle) de los Oscar en 2001 por primera vez, quizá fue el inicio de una reconciliación con la 'superficialidad y lo socialmente correcto'. A propósito del tema, de sus últimas cintas hablamos luego...

No todo está perdido

El soul no ha sido de mis géneros preferidos, pero lo escucho de vez en cuando. No le hago el feo. Sin embargo, todo depende de quien lo interprete... Y si a esto le empatamos un jazz ligero y legendarios ritmos cincuenteros, es agradable. Además, la esencia británica no cae del todo mal (estoy harta de la invasión vecina). Con esto, descartamos a la muy conocida Joss Stone y su decorado setentero. También inglesa. Y mujer. Es la londinense Amy Winehouse que, con un aspecto enérgico y bastante atractivo, posee una voz añeja, que recuerda a las buenas intérpretes negras del género. Impone la dama.
Candidata y ganadora de algunos reconocimientos por sus discos (en 2003, su primer álbum 'Frank' estuvo nominado al Mercury Music, y en 2006, gracias a 'Back to Black' ganó el Brit Award como Mejor Artista Británica), esta cantante y autora de sus melodías ha llegado a mi cedeteca por medio de mi queridisísimo Aarón. ¡Nuevo acierto, papacito!
Viendo pasar tanta escoria musical, no todo está perdido.

(Del 'Back to Black', "Rehab")