lunes, 25 de enero de 2010

La ley de la inversa

Qué tal que deseamos algo y por el solo hecho de desearlo y estar bien dispuestos a que suceda, no pasa NADA. Ya saben, eso de la ley de la inversa.
Ahí me tienen, queriendo no tener nada enfrente que perturbe mi cabeza y corazón y ¡zaz!, ahí estuvieron. Dos.
Mientras necesitaba a toda costa del sexo, pero poniendo las cartas sobre la mesa (y el coño en la cama, el sillón, sí, también en la mesa y demás mobiliario disponible aunque no importaba si fuera incómodo) repetía que todo era cuestión de adaptarse y que no se requería de empiernarnos por compromiso y... ¡ZAZ!, las cosas llegaron a tal grado que sentía pasos en la azotea y uno que otro latido inquietante.
Hoy fue el día en que necesité hablar más seriamente con mi vecino-hermano y él me dijo: "Éste es el segundo, ¿te fijas? Va el segundo con el que quieres mantener la suficiente distancia para que se quede muuuy lejos de ti. Claro, no es una constante, pero puede convertirse en eso. Y, finalmente, quedaste insatisfecha. En TODO".

Un par de días antes hablaba con Chac y Chucho, y confesé que mi andar renuente había tomado otro rumbo: sí, quiero conocer a alguien que me haga sentir bien y que no sólo el sexo comande.
No es que abdique a la maravillosa sensación de que me abran las piernas, introduzcan el falo y me besen los senos por el simple hecho de hacerlo. Sólo quiero que haya otro tipo de diálogos que el "oh, sí, wow", los nombres de los miembros (todos) y los etcéteras rigurosos cuando sólo hay una atracción fisiológica. Que es riquísimo limitarse a eso. Oh, sí.

No niego que hubo vínculos de otro tipo, pero me percataba que no fueran más allá de dos días porque eso ya se convertía en monotonía. Y sin sexo en la segunda noche. Pues qué chiste, ¿no?
Entonces, si deseo algo más que el contacto en la cama y no en la sala de una casa mirando tele sin que me dé comezón en todo el cuerpo porque demando que me cojan en ese momento, bueno, pues la ley de la inversa hará que me dé un tiempo a solas para saber que no hay que exigir todas esas cosas que terminan siendo de la propiedad del egoísmo.

Nop, ya tuve suficiente de eso. Ahora quiero paz. Como sea... Siempre y cuando mi libido esté en paz también. Aunque creo que la ley de la inversa hará su trabajo también es eso...

3 comentarios:

Nico Carletti dijo...

Dios! La Púrpura está más roja que nunca.

Escribidora por afición dijo...

Bien querida, muy bien, a esperar que llegue no sólo un maravilloso amante sino un hombre completo que se convierta en compañero!!

Ya no tarda, vas a ver.

Un besito

Merlina dijo...

Colega lejana, colega querida.
Siempre es un placer leerte.
Besos.