miércoles, 25 de febrero de 2009

De euforia y paracetamol

Siento una extraña euforia y no sé por qué.
Mi cabeza estuvo a punto de estallar, pero gracias a dos grandiosas tabletas de paracetamol se desvanece el dolor poco a poco. Además, pareciera que mis ojos han pasado por pan molido, aunque la molestia es soportable.
Con todo y que he dormido a prudentes horas de la noche, la intermitencia es un hecho en estos días de estridencia laboral; entonces, el descanso es nulo. A pesar de ello, mi madre ha aparecido constantemente en las madrugadas. Fueron lindos sueños, en verdad. Sin olvidar una que otra revelación masculina que hicieron que yo me... También fueron muy lindos sueños... de verdad.

Hoy, además de que llegó el último número de la revista de mis amores que extrañaré un chingomadral y otro chingo de montones (no more tears, plis), tendré nuevas noticias con respecto a mi futuro en la redacción. Cómo y con qué seguiré trabajando para los h. servidores editoriales. Y si no, tendré que descubrir qué hay afuera de este recinto.

Siento una extraña euforia y no sé por qué. Hasta me dieron ganas de escribir más de tres líneas.

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