jueves, 9 de abril de 2009

Shhh...

Eso de morderse los labios no sólo aplica en el momento de flirtear o pa' quitarse el pellejito molestón.
Cara de angustia, sacudirse el pensamiento, cerrar los ojos... volver a morderse los labios y, acto seguido, casi arrancarse el proximal del índice cual Marga López, al tiempo que sale un gemidito ansioso.

¿Cuánto tiempo han soportado el impulso de decir una verdad incómoda a través del auricular, de una carta, cara a cara?

He guardado silencio muchas veces, aunque a veces termino soltando la sopa, claro, cuando creo que es necesario, cuando sé que confesar servirá para algo, quizá por prevención, o cuando el chisme será un tema delicioso de sobremesa sin perjudicar a nadie. Si no, pos como pa'qué. Ese es mi caso.

No, no soy gay, ni el secreto es que estuve a punto de caer en un vaso profundo, profundo de vodka o que a los 11 años en el supermercado 'sustraje' del empaque un par de zapatillas de gala de la Barbie.
He sido tan honesta que me he dado catorrazos de los que no me arrepiento, pero sigue doliendo el golpe. Sin embargo, no quiero uno más. Enough!
Por eso, aplica lo de "calladita me veo más bonita", aunque mi cara muestre los estragos de las molestias que ello y otras cosas implican. C'est la vie.

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