La editorial es inmensa. Tiene como cuatro edificios, un comedor, dos cafeterías y algunos corredores buenos para olvidar por un rato las letras y fumar. Pero existe una zona que no había descubierto hasta esta mañana: una con vista a un amplio jardín con arbustos pachones y pequeños oasis azules. Muchas veces he caminado por ahí hacia Recursos Humanos o a tramitar algún papel. Sin embargo, hoy visité este lugar emergentemente después de 'asistirme' en el espejo del baño: secarme los ojos, sonarme la nariz y retocar el resto de la cara desmañanada. Hoy, el rebosante panorama lo usé de otra manera.
Salí del baño. Me di cuenta que no traía encendedor, pero siempre hay un alma que tiene uno a tu servicio, alguien que lee tu mente, como que sabe que algo te falta. Me dirigí al paisaje y fumé tranquila, mientras Cassandra Wilson se entregaba enterita en 'Closer to You', tan afable y franca que toca las fibras. Recordé Central Park, el día es nublado y fue inevitable Nueva York en octubre. Seguí fumando. Y al tiempo que se deslizaba la Wilson, lento tomó la estafeta Miles Davis. Continué en la contemplación; desde ahí se ve a los comensales en pleno desayuno. Me dio hambre, pero preferí el tabaco.
Hoy vengo de negro, y sólo porque mis tres pantalones de mezclilla están en la lavandería.
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1 comentario:
Somos estrellas amiga... kikos miles.
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