lunes, 23 de julio de 2007

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Poco a poco se va vaciando el estómago. Ahora la soledad es lo que llaman una oquedad desesperante, así fue hace 10 años. No obstante que hoy es tolerable, sigue siendo como negrura en el cielo provinciano pero sin tranquilidad. El silencio es un zumbido aunque haya gente. ¿Qué viene? Lo sé y, sin embargo, pregunto. Hay miedo al tiempo, a la rutina con la muerte fresca, a los recuerdos; hay miedo a las letras tristes, a los acordes viejos, a los sonidos que eran comunes y ahora son especiales, mas poco gratos porque duelen... Ay de aquellos que ven el espacio que antes se ocupó y que sólo observan su ropa, sus cosas, sus pasos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el recuerdo vivira contigo eternamente!