Oídos bloqueados, latidos que rompen, una voz aguda que ríe, llora, habla, estruendo constante... Silencio.
Luego, las escamas de los ojos no dejan que se abran. El sol detrás de las cortinas, que grita, quiere entrar. Aire como soplo... Calor. Kilos de tela y agujetas que ahorcan. Y el tiempo se detiene en dos horas, en una. Se aburre, flotando en las nubes.
Pero una voz del medievo llega como ángel juglar y destapa los oídos, detona mi sonrisa. No importa que no pueda abrir los ojos, porque lo sueño, mientras las filas se concentran también en soñar. Ahora sí, estoy en las nubes.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario