Pero, ¿qué tan cierta fue la conclusión de esta recreación cinematográfica?
Muchos dijeron que es la añoranza de la vida infantil y feliz que tuvo, la inocencia, el sano instinto, la simplicidad. Y aferrarse a ello. Otros, el nombre que le dio a la vagina de la mujer de su vida. El amor de su vida. Y aferrarse a ello. ¿Combinación de ambas versiones? Suena lógico: lo que se ama... consumiéndose en el fuego.
Hoy, que encuentro tanto sentido a las palabras sencillas, recuerdo este filme... Rosebud, Rosebud, Rosebud, Rosebud, Rosebud, Rosebud, Rosebud, Rosebud, Rosebud...
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2 comentarios:
Me inclino por la interpretación de que significa retomar los tesoros perdidos de la infancia. Hace mil años que vi esa película. Está entre mis pendientes de comprar y disfrutar al máximo. ¿Ya viste Touch of Evil?, con ese siniestro filme noir el gran Welles hizo encabronar a todo el Uncle Sam cinematográfico de su tiempo. En él aparece una Marlene Dietrich envejecida, interpreta a una matrona esotérica de un putero casi fantasmal. Todo sucede en Tijuana. Es una chingonería.
Guau!!! Quiero verla, quiero verla!!
Apunto el nombre... fortuna mía con tus certeros comentarios.
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