Mientras hago un esfuerzo por dormir ahora que son las 10:30 de la noche (será mejor que descanse, por aquello de los desgastes semanales), oigo una de las tres canciones que no puedo dejar de escuchar (ahí luego les platico sobre esta lista y otras más) y me resguardo en el recuerdo de esos instantes, en los que un par de brazos (con bíceps incluidos y requetebien construidos) me aprietan hasta que mi frente se esconde en ese su cuello de mis delirios... Son esos ratitos en los que el alma descansa, como ahora, en mi cama.
Ah, qué momentos, qué paz... ah, qué caray.
El tiempo en mis manos, tú en mis brazos.
Nada, aunque el amor a la vista.
Entonces, si tú caes de una vez por todas,
veré mis sueños hechos realidad.
Momentos libres
con alguien que te importa;
una historia de amor para dos.
Y así con el tiempo en mis manos
y tú en mis brazos,
el amor en mi corazón, todo para ti.
Nota: Sí, acertó usted: es Bryan Ferry. Una verdadera hermosura.