A pesar de la gran necesidad de seguir en la cama –de mí, hasta las 12 del día– una vez de pie, esta mañana sentí una extraña energía a favor de cada uno de mis otroras pausados movimientos. Sé que NO es debido a...
1. El poco tiempo para el lavado, pulido y encerado habitual. Se me hizo tarde.
2. La luz natural que entra en mi casa, ya con este horario de 'no verano' antes de salir.
3. Los 10 grados sobre cero, pues mientras más rápido te frotes con la esponja, más pronto sales de la impía regadera.
4. El café matutino (si hubiera sido otra actividad mañanera, pue'que...)
5. Que mi 'yo' interior me dijo: "¿lista para los enervantes arrimones y olores metromicrobuseros?".
6. Que es semana de cierre (y no pude editar tres secciones el fin de semana por falta de espacio en mi lap).
Yo creo que... vamos a ver... Sí, comprobé (again) que me gusta mi vida, así, ordinaria, que se pierda en la gran masa humana que transita en mi amada cloaca defeña, mientras me dirijo a mi h. recinto laboral por medio de mi cuerpo completito, medio jodidón pero completito, y que a pesar de una que otra desaveniencia ecónomica, cómica, mágica y sentimental (es que a veces como que siento que deja de funcionarme el corazón), cumplo objetivos y no he hecho tan mal las cosas.
Y va una tarea más: la última edición del año. Ok.