Te recibiré con flores y palabras que hace mucho tenía guardadas para ti. ¿Las flores?, marchitas, pues siempre tardarás demasiado. ¿Las palabras? Bien vivas, y trataré de no aburrirte, aunque sabes qué ha pasado por acá. No sé cuándo ni por qué medio ni por cuánto tiempo, aunque sí con las manos suaves pero fuertes, como cuando te conocí. Te sentarás, pero antes me abrazarás, me besarás, te quedarás en mi mejilla y sollozaré, quedito, para no consternarte, para que no te preocupes y que sepas que estoy bien. La sonrisa viene después, pero mucho después porque no te despegarás de mi cara, mojada de tanto esperar. Cómo te extraño.
Cuánto falta para eso... Yo me hubiera quedado contigo, nada más.
La ventana observa la escena, y la sillita junto a la acacia. "Mira, ésta es mi casa, ¿por qué no te quedas?".
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1 comentario:
¿Y por qué no sales? Tal vez se quedó en la ventana. Y si subes a la silla y miras hacia afuera, encuentras, te encuentras.
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