Hay canciones a las que le adjudicamos tanta importancia y significado que, luego de ser el soundtrack de un momento feliz, cuando ya no puede repetirse... ah, cómo duele... Algunas hasta llegan a incomodar. Antes la oías, oías y oías y querías que fuera la única en el iPod, en el iTunes, no importaba qué estuvieras haciendo, sólo deseas 'visualizar' con ella el instante mientras estás en pleno artículo de portada, cocinando, reparando el coche, caminando hacia la chamba, porque está vivo, porque crees que habrá una réplica. Sin embargo, después, tratas de evitarla, la quitas de la lista de favoritas (mas no de tu biblioteca, pues siempre hay madurez para soportarla en un futuro) y, por ende, ya no aparece en la caja portátil. Ni en tu vida por un rato.
Sí, sí, recordar es bello, hasta de eso se aprende... Pero la realidad es necia y nosotros ya no tanto. Trillado, pero es cierto. Es que luego es inevitable llorar en pleno metro, en el camión...
Como quiero evitarla, señores, hoy no hay rolita. Grazie.
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1 comentario:
BUENO, COMO A EL PASADO NO SE LE OLVIDA, SINO SE APRENDE VIVIR CON EL, TAMBIEN HAY ALGUNAS ROLAS CON LAS CUALES HAY QUE APRENDER AVIVIR AHUNQUE SE CONVIERTAN EN BACHES MUSICALES Y DEN PENA DECIR Y HASTA ACEPTAR QUE TE GUSTARON, SIN EMBARGO YA SON PARTE DE NUESTRA HISTORIA Y NIMODO.
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