martes, 28 de agosto de 2007

Entre el umbral y la puerta

Ésta no será una reflexión desgarra-ropas, aunque me refiera a la muerte. Sí, la de dos personajes importantes para el 'redondo' mundo del futbol y para el periodismo.

Ayer por la noche en la tele, supe por exclamada expresión aaroniana (un sssssss prolongado, o sea un 'qué mal pedo') que el jugador del Sevilla, Antonio Puerta, había fallecido de un paro cardiaco (el deporte no nos garantiza nada, señores), luego de caer, cual costal, en césped griego a media hora de enfrentar al AEK de Atenas. Sepa la bola... y descanse en paz. Tenía 22 años.
Hoy, por la radio (Educación) supe que murió Francisco Umbral, articulista y escritor madrileño, que en su haber tiene (los escritores son inmortales) un Príncipe de Asturias de las Letras y un Cervantes. Trabajó en El País, El Mundo y Diario 16, en España, fue de los más importantes literatos ibéricos (con más de 80 libros de su autoría) y ya tenía 72 añitos. También paro cardiaco. No tengo ni la más remota idea sobre su inclinación política (aunque siempre hay que saberlo, no vaya ser franquista y luego, pos...), pero sé que fue un arduo columnista y parteaguas en el periodismo actual. Si me descoso en este fragmento es por obvias razones. No sé mucho ni me interesa el pambol.
Entre el misterio (sigue la investigación en el deceso de Puerta) y la resignación (los grandes creadores se van, se van, se van), escribo esto sin más pendientes que dos secciones completas pendientes.
En fin, que los colegas españoles tendrán mucho que cubrir y redactar sobre estos personajes (qué tal las guardias, Manuel, Camila, Ana, si les tocó).
Pero ya juntos en plano celestial, ¿de qué hablarán estos dos ezpañolitoz mientras definen si van con melón o con sandía? Vamos, que el letrado pudo leer algo sobre soccer y saber más de la vida, pero... ¿Puerta se habrá enterado de la existencia de Umbral?
Sólo dos cosas los unían: un corazón traicionero y un apellido que hizo honor al final de sus días. ¡Qué poesía, joder!

Update: Me acabo de enterar que este Umbral fue autodidacta (maravilloso) y poseía una personalidad reveldona desde su niñez (lo expulsaron de la única escuela a la que asistió). Leía como loco, escribió igual, trabajó como botones y fue bohemio empedernido, crítico y entrón... o sea, chingón. De qué cosas se viene enterando una, de veras.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

JO, QUE FUERTE!, NO CABE DUDA!, TODO EN NUESTRA TIERRA ES IMPREDECIBLE... O PREDECIBLE?

Jazz_Cacheux dijo...

"Vivir mata", trialladísimo, pero hay que apañarse a la vida con la misma fuerza que si entendemos o no que es un camino a morirnos. Mua! Te extrañé pila escribiendo largo!