Hoy por la tarde, en plática amena después de comer unas suculentas tortas de pavo en el centro de la ciudad, una chispeante chica y buena amiga nos comentaba sobre su anterior relación (tan tórrida como la de muchos), misma que ahora se transformó en amistad. ¿Amistad?
Miradas distintas, conversaciones, puntos en común. Y constantes caricias en el pelo con un dejo de nostalgia. Por lo que fue y por lo que existe ahora. Sin impulsos del beso, del toque arrebatado, sólo estar cerca.
¿Qué queda después de una apasionante vida en común con sus respectivos altibajos, mientras rondaba el amor verdadero? Lo que fue, pero, ¿y lo que hay ahora? ¿Qué será, querido Eros? ¿Y es a ti a quien hay que preguntarle?
domingo, 2 de marzo de 2008
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2 comentarios:
Pocas veces las relaciones amorosas devienen en amistosas; hace falta, creo, una sinceridad infinita con aquél que te movió el tapete; hace falta honestidad a la hora de cortar y esgrimir los verdaderos argumentos por los que una relación terminó, pero, sobre todo, hay que tener güevos suficientes para aceptar porqué la relación no funcionó.
Asimilar los errores de haberse quedado con alguien más tiempo del que requería, o simplemente decir que no estábamos suficientemente preparados para continuar con una relación de pareja, requiere de una sinceridad bárbara, pero con uno mismo.
Uta, te adoro!!!
Maaaster, maaaster...
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