Como la buscatesoros televisivos que soy (señores, todo en pro de mis lectores revisteros), me enteré que el canal TCM dedicará los miércoles y sábados a los más representativos filmes de terror este mes.
Sin tiempo para cazar los 'programas monstruo' entre semana, este sabado logré ver de un jalón Drácula, El hijo de Drácula y La mansión de Drácula, la cual cobija a dos actores infantables del género: John Carradine y Lon Chaney Jr.
Del primero el célebre apellido es identificable, sobre todo por la generación Tarantino (aunque a John yo lo conocí por mister Allen). Del segundo, sólo hay que decir que, a diferencia de David a.k.a. Kung Fu a.k.a. Bill (para la generación Tarantino), corrió con la mala suerte de vivir a la sombra de su multifacético y exitoso padre, Lon Chaney, el famoso Quacimodo en El jorobado de Notre Dame –aunque por su rol como El fantasma de la Ópera, de 1925, fue más reconocido– y a quien apodaban 'el hombre de las mil caras'.
Sin embargo, dispar a Chaney padre, Lon Jr. intentó impactar con sus inmejorables actuaciones (también en teatro y fallidos westerns) sin lograrlo, pues sólo fue ubicado por las toneladas de pelaje y vendas sofocantes sin transmitir eso que su progenitor obtuvo con sus seres deformes pero víctimas del destino, que detonaban en la audiciencia no sólo horror, sino también compasión, destacando así la sensibilidad del personaje. Chaney hijo se empeñó sin conseguirlo, a pesar de ser un gran actor. Pero nadie lo notó.
Las caracterizaciones del licántropo angustiado y la momia imperturbable no fueron suficientes para el deseado despunte del histrión, quien fue un niño casi olvidado (su madre intentó suicidarse con bicloruro de mercurio) y hasta los 10 años vivió en algunos internados por la separación de sus padres. Fracasó al querer ser como su procreador y, si hubo culpables, además de la suerte, la Universal tuvo mucho que ver, pues le negó los remakes del jorobado francés y el fantasma enamorado, pa'mpezar. Una notoria discriminación por no ser el mismo 'Lon primero'.
Sólo Of Mice and Men (1939) le hizo creer a él mismo (y a los espectadores) que podría ser el actor que la Universal esperaba sin pensar en los encasillamientos... Pero no fue así, con todo y el papel, de realismo sorprendente, de un gigantón retrasado que es injustamente relegado laboralmente (y hasta por su mejor amigo) en plena depresión estadounidense. Sin duda, el tipo de roles que a su padre lo situaron en el podio de los mejores asalariados y, sobre todo, como una de las alabadas figuras de la malagradecida industria, incluido el público.
Chaney Jr. –que también fue compositor– consiguió después los trabajos que lo marcaron como el hombre detrás del monstruo sin el reconocimiento que él esperaba –además de otros roles de caracter con malos resultados de taquilla–, algo que lo llevó al alcoholismo y, por consecuencia, a padecer cáncer de garganta hasta perder la voz... Por ello, sólo obtuvo el papel de Groton, el ayudante mudo del doctor Frankenstein en Dracula vs. Frankenstein en 1971. Fue su última actuación. Murió dos años después.
Todos recuerdan a Boris Karloff y a Bela Lugosi como algunos de los 'malditos' del terror por sus lapidarias interpretaciones (ellos mínimo fueron premiados con un Star on the Walk of Fame cada uno)... Yo recuerdo a Lon Chaney Jr. como el ser de 1.90 metros que, como el Hombre Lobo, "moría una y otra vez" en cada transformación, sabiendo que nunca tendría la 'certificación' que su padre logró con sus mil caras.
Me entristeció su biografía transmitida hace unos meses en otra señal de TV. Perdón por la sensiblería, pero, señores, en el encuentro de estas emotivas historias debo humanizarme para ofrecer un mejor productor, ¿no? Y es que, además, tengo un par de vodkas encima. Snif... Y aplausos.
¡Jíjole! ¡Ya son las 3 aeme! Naaah, no le hace. Es domingo.
domingo, 12 de octubre de 2008
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3 comentarios:
Un análisis propio de una especialista del cine. Yo sólo recuerdo a John Arthur Carradine con la famosa serie Kung Fu...
Por fin, has escrito de cine otra vez. Me encanta leerte de esa manera, tan empeñada, tan amante del séptimo arte. Regresaste, no cabe duda.
Ya no te vayas, quieres?
Un abrazo.
Señores, qué bueno que se pasean por acá... escribiré más seguido de cine, parece que no les desagrada!! YESSS!!
Abrazos y besos desde el defe.
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