
Fui el onceavo y último lugar (¡qué numerito!). Entre iPods y pantallas planas, me dejaron la cajita con la envoltura más cucha: unos renos narizones... Ya tengo microondas, justo de las cosas que más necesitaba. Qué bueno que no lo compré.
Ah! Y conocí un chilenito que no está de mal ver. También me lo traje a casa... Lo descorcho para diciembre.
Bueno, pues a dormir, que apenas es martes.
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