jueves, 21 de agosto de 2008

Oda a la belleza

Ay, de veras, esto de los excesos me pone mal. No he podido levantar el vuelo desde las cuatro de la mañana. Por eso, repasaré la situación espontánea que se dio este fin de semana la noche del domingo, cuando, chispeantes y entonadas con unos refrescantes vodkas, mi hedmana y yo nos dedicamos entusiastas a hacer un recuento de los papis que nos mantienen más despiertas que en un rave en pleno monumento a la Revolución. ¿Dije 'monumento'? Sí, pero aplicaremos el plural.
El perverso con huevos de oro que inesperadamente yo quisiera tener en la madrugada tocando mi... puerta.
Cool, simpático y, claro, con mucho ritmo.
Con él, aplico el método de su elección, cómo de que no.
Un bife tres cuartos, por favor.
En lo oscurito...
Puro acero...
Sus rolas están del nabo, pero, ah!, que hombre tan rico...

Nota: Si pongo a Sting sería un exceso. Además, éstos son hombres. Gordon Summers es un dios.

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