jueves, 11 de diciembre de 2008

Así de chiquita

Me han preguntado si me gustaría ser niña otra vez. No sé qué contestar. Si se tratara de no pensar en otra cosa más que en ir a la escuela, los exámenes, esperar a los Reyes Magos, despedirme de mi hermano mayor antes de dormir recostándome en su cama y vestirme de blanco con moñitos rosas para estar ad doc en un evento especial, lo más probable es que respondería que sí; sin embargo, eso de revivir el momento cuando me confesaron que mi hermanita Hortensia de ocho años había muerto (un año después) y presenciar las constantes riñas por dinero entre mis padres, para después ver a mi amá llorar muy calladita, me hacen dudar en la respuesta.

Pero si se refieren a esa etapa de la vida en la que no hay más obsesión que la del chupón hasta los cuatro años; miedo a dormir con la luz apagada, sola y en silencio (lo he superado), sin olvidarme de ese terror extremo por la Calaca Tilica y Flaca que se transmitía en el canal 5, e inseguridad de no haber estudiado lo suficiente para el examen de mate, por supuesto que respondería que sí.