martes, 9 de diciembre de 2008

Vicky, Cristina y Woody Allen

Pensé que este chaparrito se aventaría con todo en la escenas que se antojaban muuuy cachondas en Vicky Cristina Barcelona. No lo nieguen, este pack nos hizo creer que Allen se aventuraría al erotismo explícito en estos días de sincensura, aún más con referencias tan voluptuosas como Gaudí y la Europa de tiempos modernos. Pero no me molestó en lo absoluto... con todo y mis ganas de ver a mi Javi interactuar expresamente.
Vulgarmente llamada 'comedia inteligente', podría decir que Vicky... es quizá la más original de sus últimas creaciones, poniendo a Match Point como referencia, con la alusión evidente de Crímenes y pecados en ella. Y aunque Cassandra's Dream también fue un tanto tibia para eso de las terribles consecuencias tras un hecho que parecía inofensivo, me mantuvo muy entusiasmada y ávida de cómo acabarían las cosas, como en todas sus películas. Sin duda, las tragedias griegas y hasta bíblicas siempre fueron la salida más próxima del neoyorquino, aunque hoy con seres un poco menos intelectuales y sin esa carga social y profesional, que sólo una ciudad como la Gran Manzana puede ejercer en cualquiera.
Para mí, la estructura de Vicky... es casi impecable. Las piezas se mueven a sus anchas con personalidad propia, incluso esa actitud nerviosa y 'explicativa' de mi ya querida Scarlett como Cristina en una de sus intervenciones –que nos remite al mismo Allen pero con peluca rubia– a pesar de su alma libre y con el único propósito de pasarla bien para, de alguna manera, olvidar sus fracasos. Pero la Cruz en su papel de María Elena fue mi favorita, con esa histeria suicida, que puede reinvindicarse con tan sólo le den amor colectivo. Así el rol de Bardem, Juan Antonio, quien es pintor, como María Elena, y que tiene un 'ecuánime' ímpetu por vivir esa sinergia carnal... aunque puede resignarse con lo que se deje tocar. Mientras Vicky, interpretada por Rebecca Hall, da el motivo cerebral y moralmente correcto con el insípido porte estadounidense de la alta sociedad. Sin olvidar ese inglés-español que le da un ingenioso caos a la historia.
Aunque esos diálogos irónicos y llenos de psicología básica que caracterizaron (sí, en pasado) las creaciones de Allen brillaron por su ausencia (again), lo cierto es que la expectativa que levanta cada uno de sus filmes (claro, los que en su elenco sus fetiches son exitosos y dispuestos a ser parte del paquete de celebridades que Allen adopta en cada época... Y con el entrañable Charles H. Joffe en su 'productivo' crew) nos pone alerta de lo que suceda, más allá de las críticas y haciendo a un lado la taquilla y el número de copias con las que se distribuya (en México fueron 200).
Con Vicky Cristina Barcelona ha vuelto ese Allen de sórdidas relaciones en círculo que regresan a sus personajes en el lugar donde comenzaron, con una sutil enseñanza aunque muy lejos de la respuesta para encontrar la felicidad. Eso con lo que el narrador (el cual me hubiera encantado que fuera mi buen Woody para darle la entrañabilidad que echo mucho de menos) remata: "And Cristina continued searching... certain only, of what she didn't want".