Es una sensación especial. Es como en esos tiempos de escuela cuando la fecha estaba por llegar (¡la de exámenes ni hablar!). Ese fin de semana donde te ponías tus mejores garras (y la mejor actitud) para la primera fiesta de secundaria. Cuando esperas en la ventana ver esa figura pasar por la calle cada tarde luego de las clases... o las 24 horas anteriores de que él llegara a la redacción.
Quizá la espera de esa cajita de edición limitada con su respectivo aviso de que es IMPORTADO y que ansiaste tanto tiempo (y ya entregaste un adelanto) o el título que faltaba para completar la colección de películas.
Hace cuatro meses era una espera sin medida. Ahora, a cuatro días del concierto, siento desfallecer. Pero irónicamente, me gustaría la suspención del tiempo, pues esa sensación es una sonrisa permanente hasta cuando estás dormido... Aunque mi gastritis lo agradezca por toda la eternidad...
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1 comentario:
A veces cuando te leo, así, permitiéndote el mareo, el nervio y la ansiedad, pienso en Xavier Velasco y "Éste que ves", es una grata analogía. (poniéndome al corriente)
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