miércoles, 2 de abril de 2008

Como patadas mendocinas

Parece que me he tomado muy en serio eso del gusto por los vinos. Pero después de anoche, tan sólo ver esta palabra me produce un revolcón estomacal.
Sólo sería un aventón a mi casa, se los juro, pero, pos, cansada del ajetreo, el gusto de ver a JP y el calorcito, la cosa terminó más tarde de lo que imaginamos refrescando la garganta.
Él y Ze ya traían una cerveza en el cuerpo y si te lo dicen, pues a veces se antoja. Como no había mucho dinero, sólo dispararon una para cada quien y otra para el que gane el volado.
Haciendo cuentas, el rato sería breve con el número límitado de tragos en cada botella (quesque me iba a poner a trabajar), sin embargo, recordé mi visita al cono sur.
Fueron seis pateros los que traje (exacto, la uva la muelen con... ¿los pies?), tres tintos y tres blancos y como –repito– hace mucho calor, dispuse de uno de los blancos que están en el refrigerador. Bueno, dos.
Ya había pasado por esto hace como un mes. Y prometí no volver a hacerlo.
Pero como las promesas son sólo para los casados, sé que caeré otra vez aunque haya sufrido de sobremanera esta madrugada. Son sabrosos los condenados.

Qué fea es una borrachera de vino, y más del que no hace otra cosa que patearte al día siguiente el estómago y la razón.

5 comentarios:

Escribidora por afición dijo...

Ay Dios... te dejo un saludo así, en voz bajita por si las dudas...

Moxo dijo...

Calma con el tinto ehh... y mas con un rib eye... papa al horno y un mouse de chocolate...vacas

Anónimo dijo...

jejeje.mil besos guapa!!!

Anónimo dijo...

PA PRETEXTOS, HAY MUCHOS! PERO SI SE DISFRUTAN CON GENTE AGRADABLE, QUE VENGAN MAS REBOLCONES DE PANSA NO?

Señor Dontaquero dijo...

Arrepentirse de una borrachera es como tirar una piedra y esconder la mano. Por eso, en lugar de esconder la mano, debemos de arrojar más rocazos. Y en vez de lamentarnos por la embriaguez del día anterior... (of course) pues a seguir pisteando para nulificar la mea crux.