miércoles, 30 de abril de 2008

De 8,000 km/h

Estoy triste, muy triste por la noticia de hace unas horas. No es que me hayan diagnosticado una enfermedad mortal ni nada por el estilo, simplemente, comenzará una nueva 'temporada' de mi historia, a partir de la historia de otros, con sus respectivas y, quizá, desagradables consecuencias, sin haber tomado yo –esta vez– ninguna decisión que modificara lo que viene en el futuro... que es bastante inmediato.
Fue inevitable escribir estas líneas, pues el shock fue rudo y persiste... creo que más rudo que el que sufrí por el lavado de mi oído izquierdo que realizaron esta mañana en el servicio médico, a causa de una pequeña infección. Ese impacto también continúa. Sí, fue casi como la presión acuosa que aplicaron en el conducto auditivo; un potente disparo que se oyó y sintió como el mismísimo tsunami, que hasta perdí el equilibrio, literal. Así fue cuando escuché la noticia. Todavía me tambaleo. (Buen pretexto para platicarles mi experiencia a manos del doc, ¿no?)
Repito: no pude evitar expresarlo, pero para eso tengo este espacio. Hagan de cuenta que es algo así como la confesión a un cura que debes vomitar.

EPÍLOGO
Si bien no fue la cumbre de mi mediana habilidad para darle al teclado con singular alegría, esmero y esperanza todos los días, sí me dio un respiro de confianza para reconocer que elegí la profesión adecuada. La oportunidad se me dio en el momento preciso para demostrar de lo que estoy hecha, fuera del halo protector de la revista en la que laboro, y para saber la certidumbre hacia mi trabajo de tantas personas que siguen creyendo en mí. Como si hubieran esperado sólo eso. A lo que sigue, qué chingaus.

... Chanclas, hasta tengo ganas de chillar.

4 comentarios:

Chac dijo...

A veces las influencias sólo nos dejan migajas en el camino para que hagamos lo que ellos desean... otras veces ofrecen consejos cuando ellos mismos no los toman.

Pero hay veces que los roles sólo significan un bledo en comparación con lo mucho que nos enseñan esas personas que nos fijan la vista y nos dejan muchísimo aprendizaje

Clauminara dijo...

A veces esos shoks y esos sacudones que te da la vida, son los que nos hacen darnos cuenta si vamos por el rumbo correcto o mínimo por el rumbo que nos hace felices. Ánimo.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

animo guapa,cuidate que vales mucho!!!
abrazos.

Escribidora por afición dijo...

Llegué tarde, pero espero se haya ido la tristeza, no entendí de dónde venía pero lo que sí sé es de una fortaleza hermosa que te viene de dentro y te sale por los ojos.

Te mando un abrazo tardío pero igual de apretado como si hubiera sido a tiempo.