Una tarde y en el Ópera: "Apá, esa voz se parece mucho a la de Tin Tan...". Gulp!.. Me acuerdo y se me hace un ñudo en la garganta.
A Tin Tan se le ubica mejor en el mundo del doblaje animado por el Oso Balú, de El libro de la selva, pero yo conocí su trabajo por primera vez dando vida a Tomás O'Malley. Gallardo, elegante y 'campechano', valemadres, conquistador, caballeroso y guapetón. Un día del padre le regalé al festejado una imagen del gato arrabalero recortada de un papel para forrar, y lo pegué sobre un fondo rosa que decía: "Tom Omaley (así, sin apóstrofe y con una L) tu personaje favorito". Era admirador de corazón.
Amo las películas pasadas de Walt Disney y en español. El equipo de doblaje tenía verdaderos profesionales, las voces eran cálidas y tan cercanas al personaje que ambos se mimetizaban y así se convertían en algo mucho más entrañable. Luis Manuel Pelayo, Francisco Colmenero, Flavio, Alejandro Ciangherotti, y algunos hasta dobleteaban turnos, caracterizando a dos o tres personajes en una sola cinta.
Los aristogatos, estrenada en 1970, fue la producción número 20 de los estudios y, quizá, la menos recordada por muchos versus otros títulos como La cenicienta, Dumbo, Blancanieves, y no se diga contra los filmes más recientes, mismos que prefieren los que fueron niños setenteros por esa cuestión tecnológica que tanto los cautiva y que rige sus vidas ahora que tienen los treintas. ¿Mi caso? Creo que no me atrae si Demián Bichir, Adal Ramones o Eugenio Derbez haya colaborado en tales cintas no menos originales, brillantes, emotivas y que hayan sido hechas en 3D.
Mejor me quedo con los clásicos tan perfectamente 'artesanales'. Sobre todo esta lindura. ¿Será porque es gatuna, tocan jazz y que existe Tom O'Malley?
jueves, 17 de abril de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario