De nuevo aquí, escribiendo de cine con cigarro y cerveza. Pero ahora no es jazz lo que escucho, sino un serial de memorias ochenteras desde el canal de música por cable, mientras recuerdo esas cintas que miraba con el par de brother los cuales sí rayaban la adolescencia-adultez, y yo con apenas 9 ó 10 años de edad. "Don't Dream it's Over" de Crowded House... Sigue The Clash, luego Tom Petty and the Heartbreakers para continuar con John Parr cantando "St. Elmos Fire (Man in Motion)", tema de una de las películas asiduas.
Noña, sí, pero al fin la trama de siete jóvenes en proceso de asimilación personal... Un tema divertido. Recuerdo al personaje de Andrew McCarthy y su par de ojos azules. Se llamaba Kevin, un periodista que, luego de graduarse, escribe los obituarios en un diario, mientras busca el sentido de la vida y la oportunidad de publicar un artículo sobre dicho enigma. También vive un amor secreto. Finalmente logra el cometido escrito. Nada más.
Me encantaba Kevin, además por su físico (aunque su cara bonita ya no forma parte del paquete de galanes deseados por su servidora), también porque desde entonces tuve el anhelo de darme a conocer redactando. Yo sólo tenía con 11 años.
Ya sé, ya sé, siempre haciendo mención al 'quién iba a decirlo' cuando tengo la oportunidad de manifestarlo. Primeros pasos, logros: listo... ¿El sentido de la vida? Quién no se lo cuestiona. ¿Un amor secreto?.. Todos lo tenemos, ¿no? Me conformo con lo primero, pues lo demás resulta altamente engorroso.
sábado, 3 de mayo de 2008
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