También fue un martes 13, pero del 97.
Caótico, triste, frustrante, muy doloroso. Recuerdo algunos detalles, sólo los más importantes.
Yo digo que ni se dio cuenta del Día de las Madres, y no sé si le gustó el pato que le regalé, ése que se le prendía la carita cuando le apretabas un botón y cuacuaba el hia, hia, ho... lo que sí sé es que le dolía mucho. El cuerpo, el alma...
Ya son 11 años.
A veces cuando hay buenas noticias (por cierto, ya van varios días sin saber nada de ellas) me da un impulso estúpido de hablarle. Son los segundos más frustrantes de todos los que componen el día. Mi vida.
Le gustaban las rosas amarillas, por melancólicas, por... no sé. Así fue desde que perdió al amor de su vida. Luego cuando perdió a su madre... luego cuando perdió a su hija.
Yo la perdí y casi pierdo la cuenta, sin ella ya no sabía cuántos eran. Pero mañana, que es martes 13, regresé el calendario y supe que eran 11.
Qué pinche mala suerte.
lunes, 12 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
para mi el 13 es número de buena suerte, las rosas amarillas para mi representan desprecio. Recordé una canción de Santa Sabina:
"...los símbolos ¿qué son los simbolos?...¿Qué es lo que buscas?
¿Estar mal ahora?
Ya no necesitas
Ahí están los símbolos..."
Cuando se vive un 13 de esa manera, maldita la suerte que lo simboliza.
Y nunca olvides que las flores siempre son hermosas tenga el color que sea.
Sólo te digo algo: ya quiero estar en el DF.
Te quiero flaisota y te mando besos amarillos.
Purpurita...
Pues qué le digo... sólo mandarte un abrazo así, con los brazos dispuestos para que la ausencia sea no menos pero si no tan dolorosa, dónde esté esa diva seguro recibió un ramilletito amarillo que le enviaste con todos tus besos.
Publicar un comentario