"I don't give reasons, I give orders!"

Como cada mes, programo el mood idóneo para redactar algunas posibilidades cinematográficas para el h. público que lee la revista. Y no es que ponga música especial, inciensos (que lo amerita, pues es todo un romance entre la letra y yo) o algo así; cuando tengo que hacerlo en casa, sólo duermo un par de horas, dejo pasar el día y cuando llega la noche, sé que es el momento. Si las opciones son esas que hicieron ruido en los últimos 10 años, taquilleronas, domingueras (ya saben, Brad Pitt con armadura, Jessica Alba invisible, un cómico De Niro, etcétera, etcétera) puedo ver la tele y merendar mi pan de dulce con leche fría al tiempo que me pongo frente a la pantalla.

Sin embargo, al abrir el site de reconocidos canales de cine clásico... Miren, es como cuando llegas a una fiesta que sabes, te la pasarás bomba y que, además, está esa personita que te hace sentir bonito... Y ahí está, de voz profunda, cabello negro, facciones poderosas y una mirada que desguansa la razón. No imagino a nadie más que a él para mentarle la madre a la gran ballena, o aguantar a lo macho el dolor de una gangrena.
Hay un programa monstruo próximamente en la TV.
¿Otro dato? Antes que la traviesilla Juliette Lewis se comiera los dedos de Robert De Niro, dicho galanazo haría el papel del temeroso abogado en Cape Fear con otro master del celuloide, Robert Mitchum (dos Roberts vestidos de malo).
En fin, que al señor Gregory Peck me lo hicieron con cariño.