viernes, 18 de enero de 2008

Como anillo al dedo

Si, para mí, es absurdo presumirle a la 'amiguis' que te has casado por todas las de la ley, que viene un chamaquín en puerta o que ya está y lo transportas en una carreola marca Jeep, para que, a su vez, la segunda haga lo mismo y no quedarse atrás en lo último en carritos porta-bebés (en este h. recinto laboral hay plaga de interesantes casos), más 'ocurrente' me parece hacer de la soltería una moda y que hasta se compre.
Luego de un rato considerablemente corto tras una dolorosa separación, algunos me han preguntado, cuando observaron una argolla de plata en mi dedo medio: "¿Que no tiene que ser azul?"... A la primera no entendí (pensé que era albur), y después de lanzar una sonrisa guanga, tuve que preguntar. ¿La respuesta? 'Lo de hoy' es el singelringen, un aro de plata con cubierta azul, que identifica a los solteros con el resto de la sociedad.
Si antes ser soltero era un defecto, ahora es una lucrativa cualidad (de seguir así, en muy poco tiempo tendremos nuestra propia mesa de regalos en el Palacio y Liverpool).
Pues les platico que mi percepción de este estatus va más allá de ser in.
Si bien compartir con alguien espacio, amor y vida es uno de los sucesos más significativos en la historia de un ser humano, el aprender de ello lo es más cuando inevitablemente llega a su fin. Luego, la soltería, el derecho a elegir, de reparar uno que otro cable suelto y, si quieres, volver a empezar... O quedarnos en un estado de confort sin más objetivos que responsabilizarse de uno mismo... y de las cuentas del gas, luz y renta sin partir a la mitad. Fácil. ¿Para que avisarle al país que eres soltero? ¿Para agarrar marchante? Entonces no te gusta tu condición ni mucho menos te da orgullo, como podría cantar el slogan de este pintorezco objeto. ¿Para decirle a la gente que sí es por orgullo? La satisfacción de ser soltero se demuestra con la actitud y una deliciosa comodidad que, creo, es inexpicable. Y no con un anillo, que podría haber sido un collar, una raza de perro o hasta un letrero en la espalda.
No es que sea para mí un 'sagrado' privilegio ser soltera, pero reconozco que lo prefiero. 'Como anillo al dedo'. Mejor lo balconeo con esta h. comunidad bloguera como simple experiencia (y no para agarrar tren) sin gastar ni uno de los 699 pesos que cuesta esta joyita.

Nota: Aplausos a Johan Walhbac, el joven visionario que ahora se embolsa millones de dólares por este ingenioso producto.

Otra nota: Perdón si eres usuario de esta monada, no es nada personal. Ja.

7 comentarios:

Moxo dijo...

Ovación atronadora para Johan, no solo aplausos, eso es visión y no mamadas. Vacas anilladas, sin albur.

Liliana dijo...

Pues si hay para perros, igual hay para vacas. Eso es visión y no... lo demás.

Chloe dijo...

que wena lo del anillo. interesante aqui a nadie se le ha ocurrido... y si copio la idea y me hago unas wenas lukas (dinero)por aqui? jeje cuidate nos leemos bye

Mr. G dijo...

Y yo pensaba que el anillo de casado era como el Anillo Único, que cuando te lo pones ocurren las siguientes cosas:
- Te vuelves invisible al sexo opuesto.
- El dueño siempre te ubica.
- Escuchas voces.
- A veces pesa mucho.
- Te hace longevo.
- Te vuelve ermitaño.
- Y, lo más temible de todo, te va dominando hasta consumir todo tu tiempo.

Creo que no quiero probar qué pasa con el de soltero si lo uso. Susto.

Un beso.

Anónimo dijo...

jejeje muy bueno cielo!!!
saludos catalanes.

Escribidora por afición dijo...

Como negocio es genial y como opción para gritar tus urgencias con glamour, pues mejor, penita que no me lata, ya me veo, nena anunciándome con azul fosforescente... mesura porfitas!!

Un abrazo de soltera animosa y convencida!!

Liliana dijo...

Con el azul de tu cielo se extasían tus galanes... Así pa'qué quieres anillitos... Besos.