Necesito urgentemente cambiar los malos hábitos de oficina. Otra vez, no salí a comer, lo hice frente a la computadora. ¿Ya ven? Los propósitos sirven para maldita la cosa. Aunque esto es un grito de auxilio más que un objetivo premeditado.
En fin. Estoy de nueva cuenta en el trabajo y cumpliendo con los deberes remunerados (no se alarmen, que también limpio la casa aunque no me paguen).
Todo sigue igual en la redacción, sólo algunos cambios de look y el clima, que hace unos días era soleado. Hoy pronostican fríos de una sola cifra. Ah, miércoles, Distrito Federal.
Y para no dejar, aquí un decálogo de algunas cosas que no me gustaría modificar –quizá por siempre– para llevarle la contraria a los disciplinados visionarios.
1. Dejar que el impulso de comprar material jazzero y DVDs invada mi cuerpo (y mi cartera)
2. Las ganas de seguir soltera
3. Las maruchan por la noche entre semana
4. Hablar de Sting (no saben cuánto lo lamento)
5. Creer en las coincidencias (o sea, no darles significaditos rebuscados ni que el destino tiene algo que ver)
6. Creer en mis amigos
7. Adorar a House
8. Odiar los videojuegos
9. Amar lo que hago
10. Y asegurar que el sexo es una de las razones para vivir... Con todo y que sea con escasa frecuencia :S
miércoles, 2 de enero de 2008
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1 comentario:
Hay que salir más seguido!
Comer dentro de la oficina es lo menos, yo lo odio.
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