Desvalorada, lo acepto

Mientras me corto las venas y trato de escribir, recuerdo el sábado anterior y mi búsqueda incesante en los canales, que se transformó en una noche muy instructiva por un documental.
La última vez que miré a Janis Joplin en la TV fue hace muchos años, tantos que no recordaba lo joven que fue en el pico de su carrera. Y de calidad. Antes, para mí sólo era una psicodélica que formó parte del pack de drogadictos tocados por la maldición de las jotas y los veintisietes.
Ya entiendo a sus fans. Talentosa, apasionada, enérgica y con la melancolía suficiente para que los géneros lengendarios tuvieran algo que agradecerle. Una blanca pisando suelos exclusivos de los negros. Entonces, todo un tabú.
Pero una de sus interpretaciones con las que la texana ganó mi voto fue "Summertime", que interpretada por Sarah Vaughan, vengo oyendo desde los 15 años y que adoro desde entonces. Esta vez, con singular intención, la de una mujer que "hacía el amor con 25 mil en un concierto y regresaba totalmente sola a casa".
"Ojalá no hubieras nacido", le escupió su madre cuando Joplin volvió llena de fama a su pueblo natal. Señora, no lo creo. Aunque no fue el mejor ejemplo a seguir, sólo quería cantar. Lo demás es historia.
Buena manera de cortarse las venas, ¿no?