miércoles, 30 de enero de 2008

Siquiera...

Sí, sí quiero...
Es Steve McQueen. Y me entusiasma que, quizá, hable en la revista de esta cinta (The Thomas Crown Affair), donde una insinuación fálica se aprecia en esta escena sobre la mesa de ajedrez. Wow!
Amante de los autos, las motos, de romper las reglas (estuvo en un reformatorio) y mío (en sueños... ¡y qué sueños!). Me enamoré de él en Papillon, por su actuación tan... necia.
¡Qué boca, qué manos, qué..! Hasta ahí, que ya no se ve lo demás. Un pálido bombón.

3 comentarios:

Mr. G dijo...

The Thomas Crown Affaire es una buena historia. Me gustan ambas películas (la de McQueen y la de Brosman).

Se supone que aquí debería ir una escena de celos, pero mejor me hago el sueco. McQueen tiene más abogados que yo.

Un beso robado de un museo.

Liliana dijo...

Jajaja... Besos!

Anónimo dijo...

eeeyyyy, que aquí estoy...